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Pelamos los gambones y reservamos las colas que son las que haremos al ajillo.

En un cazo ponemos dos o tres cucharadas de aceite, las cabezas y las pieles de los gambones, salamos y lo freímos durante unos minutos a fuego lento aplastando las cabezas para que suelten el jugo. Apartamos del fuego y añadimos un poco de pimentón, dulce o picante al gusto.

En una cazuela o sartén amplia que quepan todos los gambones ponemos dos cucharadas de aceite, 4 o 5 dientes de ajos laminados y un par de cayenas,  dejamos dorar y después añadimos el aceite de freír las cabezas. Ponemos a fuego fuerte y en ese momento echamos todos los gambones, colocándolos para que no estén unos encima de otros, salamos, apagamos el fuego y apartamos. tapamos la cazuela un minuto y con el fuego residual se harán lo suficiente los gambones.

Como recomendación tostar rebanadas finas de pan, untar con ajo y un chorrito de buen aceite de oliva para acompañar los gambones.

Un vino blanco bien frío queda genial!!!